La nariz es un órgano que sirve para la respiración (filtrando y calentando el aire que llega a la garganta) y donde se ubica el sentido del olfato.
Su forma viene determinada fundamentalmente en su porción superior por los huesos nasales y en su porción inferior por los cartílagos nasales, todo ello apuntalado por el tabique, que separa las fosas nasales en dos orificios independientes.
La piel que reviste la nariz suele ser más fina sobre los huesos y más gruesa y adherida, con glándulas de grasa, en la parte que cubre la punta nasal.
Desde un punto de vista estético, lo importante en la nariz es mantener unas proporciones adecuadas de sus diferentes partes (punta, dorso, aletas) entre sí y de toda ella en el conjunto del rostro.
La rinoplastia es la intervención quirúrgica que se realiza sobre la nariz con el objetivo de cambiar su aspecto. Sus problemas pueden estar ya presentes al nacimiento (malformaciones congénitas), manifestarse con el crecimiento de la cara durante la adolescencia o ser deformidades adquiridas tras traumatismos, fundamentalmente.
No existe un tipo universal de rinoplastia que cubra las necesidades de cada paciente. La cirugía de rinoplastia se diseña para cada paciente, dependiendo de su caso particular.
En general, se indicará cuando se haya completado el crecimiento óseo facial, hacia los 18 años de edad, aunque existen casos congénitos en los que se interviene en edad infantil. Si la deformidad es secundaria a un traumatismo se aconseja esperar un año tras el accidente para realizar la intervención.

Habitualmente practicamos esta intervención bajo anestesia general y el paciente permanecerá ingresado en la clínica la primera noche. En casos seleccionados puede realizarse con anestesia local y sedación.
Las incisiones quirúrgicas para realizar dicha intervención pueden hacerse por dentro de la nariz, para evitar cicatrices cutáneas (rinoplastia cerrada) o colocarse parcialmente en su exterior, aunque siempre en lugares poco visibles (rinoplastia abierta). La rinoplastia abierta suele reservarse para el tratamiento de los casos más complejos.
A grandes rasgos, existen tres tipos fundamentales de cirugías sobre la nariz:
- La rinoplastia de reducción, para disminuir su tamaño. El caso típico son aquellos pacientes con una excesiva joroba en el perfil, que precisan de la extirpación de aquellas partes del hueso y de los cartílagos que se encuentren en exceso.
- La rinoplastia de aumento, para dar más proyección a todo o a parte de la nariz (dorso y punta). Utiliza injertos de cartílago o de hueso tomados de otros sitios, como puede ser el propio tabique nasal, la oreja o una costilla.
- La rinoplastia de reposición, para enderezar porciones desviadas de la nariz. Puede precisar también el uso de injertos.
La rinoplastia puede combinarse con cirugía nasal interna si queremos mejorar la respiración, ya sea actuando sobre el tabique (septoplastia) o sobre los cornetes.
La rinoplastia no puede corregir todos los problemas de la nariz.
No cambia la calidad de la piel ni su grosor, por lo que este factor puede influir en el resultado final de la cirugía.
La rinoplastia aislada tiene una repercusión limitada en la función nasal, a no ser que se combine con otras cirugías, por ejemplo sobre el tabique o los cornetes.
Las deformidades y desviaciones postraumáticas son muy difíciles de corregir totalmente.
El uso de injertos durante la rinoplastia, muy útiles para cambiar su forma, no está exento de problemas potenciales. Estos pueden ser visibles o palpables como postizos debajo de la piel nasal. A largo plazo también pueden reabsorberse en parte o desplazarse de su ubicación original, causando cambios en el resultado inicialmente obtenido.
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