Peeling es una palabra de origen inglés que significa, literalmente, peladura.
En medicina se aplica al tratamiento cuyo objetivo es conseguir una descamación controlada de las primeras capas de la piel con el objetivo de eliminar las células de su superficie y conseguir su renovación al estimular el crecimiento de nuevas capas de piel.
De hecho, la piel se está pelando continuamente pero, como ocurre a nivel microscópico, no somos conscientes de ello. Un peeling permite acelerar dicho proceso.
Este tipo de tratamiento puede conseguirse de diferentes formas. Se han utilizado métodos mecánicos (mediante abrasión con distintas sustancias), con la energía de la luz (el láser y el IPL) o con método químicos.
Un peeling químico es aquél que utiliza diferentes tipos de ácidos aplicados sobre la piel para conseguir su descamación.
Un peeling químico actúa básicamente de dos formas, que se suceden en el tiempo:
- Destruyendo las capas cutáneas, causando su descamación. Con ello pretendemos eliminar el problema a tratar.
- Estimulando la proliferación celular, para facilitar la regeneración de la piel y la producción de nuevo colágeno. Así se intenta obtener una piel renovada de mejores características que la anterior.
Los efectos conseguidos dependen de dos factores: de la persona y del propio agente químico.
Con respecto al primero, es importante considerar el tipo de piel del paciente y su posible sensibilidad o tolerancia al agente químico usado, la naturaleza del problema a tratar (no todo responde igual) y su ubicación en las diferentes capas de la piel (más fácil si la lesión es superficial).
Con respecto al segundo, son factores que influyen el tipo de sustancia química usada, su capacidad de penetración en la piel, su concentración, el número de capas aplicadas y el tiempo que se deja para su actuación.
Con algunos productos químicos puede existir también una absorción sistémica a través de la piel y tener efectos en otros órganos, sobre todo si se usan a concentraciones altas y se aplican a zonas extensas de la piel. El ejemplo más típico es el fenol, pero también puede ocurrir con el resocinol y el ácido salicílico.
Podemos clasificarlos en base a dos conceptos: el tipo de ácido usado y la profundidad de acción.
Aunque existen muchos tipos de ácidos, los agentes más utilizados son el grupo de los alfa-hidroxiácidos (ácido glicólico, ácido láctico, ácido cítrico y otros), los alfa-ketoácidos (ácido pirúvico), el ácido salicílico, el ácido retinoico, el resorcinol, el ácido tricloroacético y el fenol. Además, existen formulaciones combinadas como es la solución de Jessner, que combina el ácido salicílico, el ácido láctico y el resorcinol.
Por la profundidad de acción distinguimos:
- Peelings muy superficiales: su efecto llega sólo a las más externas de la epidermis.
- Peelings superficiales: su efecto llega a todo el espesor de la epidermis.
- Peelings medios: su efecto llega hasta la porción superficial de la dermis (dermis papilar).
- Peelings profundos: su efecto llega hasta la porción más profunda de la dermis (dermis reticular).
En general, los peelings más superficiales sólo actúan en la superficie de la piel (escasa capacidad de penetración), descaman poco y la recuperación es más rápida pero sólo mejoran problemas muy superficiales de la piel.
En cambio, los peelings profundos son capaces de penetrar hasta las capas más profundas de la piel, se asocian a una gran descamación (recuperación postoperatoria más lenta) y pueden tratar mayor número de problemas. Sin embargo, son más agresivos y hay más riesgo de poder causar lesiones cutáneas en forma de cicatriz así como cambios en la pigmentación de la piel (alteración del color).
Las indicaciones principales son:
- Para tratar signos de fotoenvejecimiento: piel atrofiada, seca, con queratosis, manchas y arrugas finas.
- Para tratar discromías, es decir, alteraciones de la pigmentación. Son ejemplos las pecas, las producidas por tratamientos hormonales (anticonceptivos), las manchas con los embarazos (cloasma, también llamado popularmente “paños) o las que aparecen tras inflamaciones de la piel (pigmentaciones asociadas a cicatrices).
- Para tratar diversas enfermedades de la piel como el acné y sus secuelas, queratosis seborreica y otras.
En la primera consulta el cirujano realizará una historia clínica completa, descartando enfermedades generales o medicaciones que esté tomando que pudieran interferir o incluso contraindicar el tratamiento.
Se consideran contraindicaciones relativas para aplicar un peeling químico:
- Sensibilidad conocida a algunos de sus componentes.
- Enfermedades inflamatorias de la piel en fase activa (por ejemplo, brote de acné).
- Infecciones activas de la piel, en particular el herpes. En caso de historial médico con antecedentes de brotes de herpes debe ponerlo en conocimiento de su doctor pues debe realizarse una profilaxis previa con antibióticos.
- Heridas abiertas en la piel a tratar.
- Cicatrices o cirugías recientes en la zona.
- Antecedentes de radioterapia sobre la piel.
- Antecedentes de queloides y otros problemas cicatriciales.
- El uso de isotretinoína (Roacutane®) para tratar el acné en los últimos dos años se asocia a mayor índice de problemas cicatriciales tras un peeling químico.
- Enfermedad miocárdica isquémica (angor, infarto): el picor o molestias al aplicar el peeling pueden elevar la tensión arterial y el ritmo del corazón.
- Pacientes no colaboradores y con problemas psíquicos o mentales que no permitan un adecuado seguimiento de las indicaciones de tratamiento tras el peeling (un peeling es una herida de la piel que precisará de unos cuidados en el postoperatorio).
- Pacientes con fototipos de IV-VI, es decir, con pieles muy morenas, que se broncean fácilmente y pacientes con raza de color. El riesgo de desarrollar hiperpigmentación de origen inflamatorio tras el peeling químico es más alto que en otro tipo de personas.
Se desconocen posibles interacciones con:
- Medicamentos que el paciente pueda estar tomando.
- El embarazo y lactancia maternas. Por ello, se desaconseja su administración a mujeres gestantes y durante la lactancia materna.
Los resultados tras un peeling químico dependen fundamentalmente de dos factores: dónde está el problema en la piel y la capacidad de penetración del producto químico aplicado. En general, los problemas localizados en las capas más profundas de la piel nunca podrán solucionarse totalmente con un peeling químico.
Hay que tener en cuenta también que ningún peeling detiene el proceso de envejecimiento. Por ello, siempre son necesarias de forma periódica nuevas aplicaciones del producto para mantener los resultados.
Un peeling no corrige arrugas medias o profundas ni tampoco la flaccidez de la piel.
La mayoría de los problemas de pigmentación en la piel están muy relacionados con la exposición solar. Si no se sigue un estricto tratamiento de protección después del peeling es muy probable que la pigmentación vuelva a aparecer.
Los peelings no ofrecen protección contra el desarrollo del cáncer de piel u otras enfermedades cutáneas en un futuro.